La película recibió favorables críticas de la prensa. La clasificación máxima en Metacritic es de 91, con una premisa de Owen Gleiberman, Entertainment Weekly diciendo: "Con su vibrador 'realmente está pasando', Actividad paranormal resalta los 30 años de clichés de pesadillas. El miedo es real, está bien, porque el miedo está realmente en ti", y otro de Variety en el rango crítico de 80: "(Actividad) paranormal logra mantenerse desconcertantemente 'real'“. En Rotten Tomatoes tiene 146 críticas 'buenas' sobre 179, y una calificación de 7/10.
Actividad paranormal, de Oren Peli
¿Qué ves cuando me ves?
Federico Karstulovich
Estrenada el 10 de Diciembre de 2009
Clasificacion ***
Actividad paranormal (Paranormal Activity, Estados Unidos/2007-2009).
Lo peor es volver a casa. Lo malo es la casa sola. O acompañada... de ruidos. Lo terrible es salir del murmullo de la ciudad y entrar en el repiqueteo nocturno. Amor al ruido urbano: qué lindo es sentirse rodeado del tránsito. Mejor abrir las ventanas y que la ciudad nos cuide. Qué feo que es el silencio de una casa cuando el terror queda repiqueteando…
Actividad paranormal genera esas sensaciones que pocas películas de terror pueden producir: el temor al día después. Ahí quizás radique la efectividad de sus logros. Veamos: el cine de terror, a lo largo de un buen trayecto de su historia, ha jugado con la idea de la paranoia y la construcción de un adentro protector y un afuera agresivo.
Es más: en caso de invertirse esa lógica, el género siempre mostró espacios protectores circunstanciales: detrás de un muro, debajo de una mesa, en un placard, entre la multitud. Bueno, ese terreno es donde esta opera prima triunfa: al igual que en El proyecto Blair Witch (Myrrick-Sanchez, 1998), en Alien Abduction (Dean Aliotto, 1998) o The Last Broadcast (Stephan Ávalos, 1997), películas donde el terror documental impone una nueva estética, no hay lugar donde escapar: nos enfrentamos al horror de lo ya sucedido, de lo que no se puede huir.
Para peor, en Actividad paranormal ese no-escape está en lo cotidiano, ya no lo extraordinario del bosque por la noche. Esa sensación de zozobra por lo hogareño no sólo perturba como en pocas ocasiones sino que nos expone ante la intemperie del miedo. De esa forma, la película juega con un sentimiento de pánico potencial, ya que no hay peor miedo que el que nunca llega. Aquí el juego es a la postergación del “remate”, a tensar las cuerdas de la paciencia del espectador. La narración se construye, bajo estas premisas, por medio de un mecanismo de suspenso desordenado, caótico y gana, precisamente cuando no cumple las expectativas. Esa ausencia de datos concretos, ese fuera de campo parcialmente revelado y la postergación del horror absoluto es lo que la vuelve única dentro de los estrenos del año. ¿Por qué? Porque no hay modo en que podamos preveer el cómo del horror por más que podamos presuponer el qué.
Pero hay más. A la espera del horror sumemos la paranoia sonora con la que se funda el temor. La paranoia de los ruidos “normales” y sobrenaturales que entrega una casa. El resultado termina produciendo el consabido efecto de caja de Pandora: una vez que se abre, lo que sale a la luz afecta a lo que la rodea. Y aquí es en donde el espectador proyecta, continúa la película en su propia experiencia, en la de los temores cotidianos, en la de la vuelta a casa.
...Y aquí comienzan los problemas ¿Por qué? Porque uno como espectador no puede dejar de preguntarse si Actividad paranormal es una película que se va a mantener en la memoria por sus logros o por el contrario, sus logros son magnificados, ampliados por el temor del post visionado, por la paranoia del espectador temeroso.
Entonces, munido de valor, uno se ahonda en el análisis, en la revisión de los recursos, las decisiones formales de la película. Y mucho de lo que nos asusta de la película (continúa asustándonos) comienza a hacer agua: un verosímil actoral de malo a flojo amparado meramente en el verismo documental (en el fondo, como todo documental, construcción de un discurso) se deshace en un tedio ausente de cualquier tensión que estructura la película con la lógica del porno (con su lógica de escena de miedo-escena de transición-escena de miedo), una serie de recursos sonoros fuera de campo relativamente remanidos que apelan al golpe y la sorpresa, una tendencia autosuficiente a centrar el armado narrativo en torno a la próxima manifestación de lo sobrenatural dejando deshilachadas otras líneas narrativas, una incoherente actitud de parte de los personajes a la hora de proseguir con una estrategia improbable (quedarse aislados en una casa poseída en cambio de rodearse de ayudas a como dé lugar), una serie de incoherencias en el armado del verosímil (una alarma que se activa y desactiva aleatoriamente según conveniencia del director). En definitiva, una película que logra grandes climas con recursos empobrecidos nos permite preguntarnos: ¿Estamos ante una película lograda o ante una gran estrategia publicitaria que nos condiciona una recepción paranoica? El tiempo dirá donde ubicarnos, entre ruidos y apariciones, con temor y temblor.
Casa embrujada, espíritu chocarrero y el devenir del miedo
Por Hernán Panessi
Clasificación *****
Una joven pareja se muda a los suburbios de San Diego. Allí comenzarán a recibir las indeseadas visitas de fantasmas. Katie (Katie Featherstone) asegura que esa entidad paranormal la persigue desde pequeña. Para comprobar empíricamente lo que creen ilusión, Micah (Micah Sloat) compra una cámara de video para registrar todo lo que suceda en su hogar. Cada noche serán huéspedes de entidades fantasmales y su vida –nunca mejor dicho- cambiará para siempre
.Abocado hacia el miedo más primario, respondiendo al hechizo-encanto de la proyección cinematográfica moderna, Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) refleja los percances de un matrimonio que, al mudarse a un nuevo barrio, sufre el acontecer diario de extraños fenómenos paranormales.
Una joven pareja se muda a los suburbios de San Diego. Allí comenzarán a recibir las indeseadas visitas de fantasmas. Katie (Katie Featherstone) asegura que esa entidad paranormal la persigue desde pequeña. Para comprobar empíricamente lo que creen ilusión, Micah (Micah Sloat) compra una cámara de video para registrar todo lo que suceda en su hogar. Cada noche serán huéspedes de entidades fantasmales y su vida –nunca mejor dicho- cambiará para siempre.
Las manifestaciones se presentan de formas variadas. Su representación más clásica es la del fantasma sin aparente forma física. Ruidos leves que progresivamente se convierten en agresivos, pisadas, objetos en movimiento –terrorífica escena la de la lámpara de techo-, entre otras intervenciones serán de la partida. Tan inexplicable como curioso, el morbo hará que cada vez más queramos ver aquel “fantasma” en acción, muy a pesar del padecimiento de los protagonistas.
Oren Peli, novel director israelí, confió en una historia llena de improvisaciones que cuanto más naturales, más humanas. De ahí nace la identificación con el espectador, el hecho de que “esto podría estar pasándome a mí”. El recurso cámara en mano, la herramienta de la charla cotidiana, responden a un tipo de cine directo y sin rodeos, donde la autosugestión alimenta el devenir progresivo de la historia. La reciprocidad con el cine (en tanto arte audiovisual contemporáneo, cada vez más profesional incluso en el amateurismo) como hace tiempo no ocurría.
Obviando intenciones netamente comerciales como lo fuera el mito del “video-tape entregado en manos de la policía”, símil historia real, la película resuelve su problemática en la entretenida hora y media de duración. El padecimiento (etimológicamente emparentado con el sufrimiento y el horror) vuela hasta la espina dorsal y se eleva hasta la nuca; ahí, donde los miedos son universales. El desafío es verla por la noche, ¿te animás?
Este film, rodado como un pseudo-documental y con un bajísimo presupuesto -$15.000 dólares fueron suficientes-, tiene su estreno comercial en el año 2009, pese a ser una película del 2007, porque en el medio hubo ciertas tramoyas estratégicas que fueron posicionando a Actividad Paranormal desde el ignoto Screamfest Film Festival hasta las manos de Steven Spielberg y su posterior consecuencia de boom.
Un dato fundamental: en los Estados Unidos, y sólo en el país del norte, la película recaudó más de 85 millones de dólares, superando ampliamente a su inmediato perseguidor, El juego del miedo 6 (Saw VI, 2009). Y no es poco para una película bajo presupuesto.
Con un guión en apariencia simple, actuaciones realistas (cada personaje hizo de sí mismo, incluso respetando su nombre y apellido) y una representación del terror fantasmal harto completa, Actividad Paranormal va camino a convertirse en la nueva El Proyecto Blair Witch(The Blair Witch Project, 1999). Hará helar la sangre del espectador, de eso no caben dudas.